jueves, 27 de diciembre de 2007

Nutrición Ortomolecular


Los alimentos y las dietas siempre han jugado un papel importante en la historia de la medicina; el ajo fue usado para tratar problemas de salud en Egipto y Grecia.

La medicina desde entonces se ha preocupado de las deficiencias agudas o críticas de nutrientes. Las deficiencias agudas de vitaminas o minerales producen enfermedades que pueden ser mortales y por tanto, se les ha dado mucha importancia.

Sin embargo existen deficiencias que no producen una enfermedad carencial pero sí disminuyen nuestra calidad de vida. Es decir, podemos tener una deficiencia de vitamina C pero no tan grave como para desarrollar escorbuto. Esta deficiencia puede desarrollarse incluso cuando la dieta contiene los 60mg diarios de vitamina C que recomienda la medicina alopática y nos puede producir cansancio, catarros frecuentes, infecciones, alergias, falta de firmeza en la piel, retraso en la curación de heridas, deterioro dental o encías sangrantes.

Las deficiencias crónicas de nutrientes se producen cuando la dieta contiene unos niveles por debajo de nuestras necesidades, pero sin llegar a niveles críticos y esta situación se ve agravada por una serie de factores desmineralizantes, como son el tabaco, el estrés, la herencia, la polución o el consumo de estimulantes.

La nutrición ortomolecular estudia los efectos de deficiencias no críticas o crónicas que se mantienen durante un largo período de tiempo y cómo varias deficiencias en combinación pueden ser el motivo de diversas enfermedades o síntomas que disminuyen nuestra calidad de vida.

La calidad de vida óptima que busca la nutrición ortomolecular significa la ausencia de síntomas molestos que aunque no se consideran enfermedad no nos dejan disfrutar de una salud plena, como puede ser malas digestiones, dolores de cabeza, cansancio crónico, depresión, infecciones frecuentes, menstruaciones dolorosas, problemas de piel o mala memoria.

Fuente: GeoSalud

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